01 · 06 · 23 EL REY DE MÉXICO Compartir en twitter Compartir en facebook Compartir con correo Copiar al portapapeles Rafael Aviña En 10 de marzo de 1955, año en el que se intentaba reactivar la economía del país corrigiendo los problemas de Ferrocarriles Nacionales, la bella Miroslava era localizada sin vida en su departamento de la calle de Kepler en la colonia Nueva Anzures. Unos días antes, el día 7 de ese mes, arrancaba en los Estudios Churubusco el rodaje de El rey de México, dirigida por Rafael Baledón con guión de Luis Alcoriza, a partir de un argumento del periodista y escritor Isaac Díaz Araiza. En ella, su protagonista, Adalberto Martínez Resortes, no sólo dejaba constancia de sus habilidades como bailarín, sino también como actor dramático, en un relato donde tuvo oportunidad de mostrar sus dotes histriónicas recibiendo incluso la nominación al Ariel a la Mejor Actuación Masculina, que finalmente recayó en Víctor Manuel Mendoza por su trabajo en Talpa (dir. Alfredo B. Crevenna, 1955). A su vez, El rey de México fue nominada a Mejor Argumento Original y a Coactuación Femenina para Silvia Derbez. El mecapalero Pablo Rojas (Resortes) —que ha dejado colgada a la puestera Toñita (Derbez) y que más tarde le recrimina diciendo: “Traigo desde la mañana atragantada la bilis”e—, carga en la espalda una vitrina y discute con su contratante, la espléndida Conchita Gentil Arcos:Deme la mitad por delante…” –“¿Qué, me ve cara de ratera?”-. Cuando ella le paga la mitad, un peso con cincuenta centavos, él pregunta: “¿Falta mucho?” –“Uhhhh… No pus apenas vamos a la mitad…”- “No, pus entonces aquí le corto. Mitad de fierros, mitad de camino. Estamos a mano. -“¡Pero no me va a dejar aquí tirada! Mire, le pagaré más…”- “…Ya tengo para mis frijolitos. Ahí nos vemos viejita y se porta bien. Y si se porta mal… pos me invita…”, dice. El rey de México (1955, Dir. Rafael Baledón) Isaac Díaz Araiza, el argumentista original, fue el fundador del célebre periódico Cine Mundial en 1947, publicación dedicada al medio del espectáculo, particularmente el cine. Asimismo, trabajó como redactor en Siempre!, y en Hoy; de hecho, la trama de El rey de México proviene de un reportaje que el propio Díaz Araiza escribió para Hoy años atrás, narrando un hecho curioso: la historia de un empobrecido cargador de la Merced a quien convierten en magnate y por ello pasa unos días a todo lujo, sólo para percatarse que las diferencias sociales en nuestro país resultan abismales. Abundan algunos detalles notables como la intervención del envejecido poeta don Abraham que encarna Nicolás Rodríguez y que recita versos de Amado Nervo a la puestera del té de hojas con piquete (Enedina Díaz de León). Ahí, el periodista Raúl Olmedo (José Gálvez) contacta a Rojas: “¿Es usted casado?” –“Voy, voy, ¿qué pasó?”, dice Resortes. “¿Es usted de aquí?” –Pues qué me ve la cara de alemán o que?”. No menos impresionante es la perspectiva de la pensión donde duerme Rojas, un sitio crudo y terrible donde convive con una suerte de “corte de los milagros” y que literalmente es una suerte de descenso al infierno del abandono y la pobreza. Antes de ello, el extraño encuentro con un marihuano teporocho que encarna Omar Jasso aporta más elementos inquietantes. La segunda parte acarrea ya algunas situaciones previsibles y melodramáticas: el protagonista es desinfectado, bañado, le cortan las uñas de los pies (“Después ya no me van a quedar los zapatos”, dice), lo visten, le obsequian varios regalos, le asignan un chófer, un auto del año y una suite en el mejor hotel. Asimismo, lo llevan a restaurantes elegantes, a escuchar ópera en Bellas Artes, al hipódromo y a los toros y queda fascinado y enamorado de Elda Negri (Elda Peralta), actriz de cine y pareja del pedante actor que encarna Rafael Banquells. Existe aquí un intento de criticar la voracidad de los medios, como lo muestran las discusiones entre el periodista Olmedo y su jefe que encarna Oscar Ortiz de Pinedo: “¿Si esa es la clase de periodismo que usted quiere hacer, prefiero ser un cargador y tener una novia que se llame Toña?”, dice. Olmedo sabe bien, que cuando la farsa acabe, el “Rey de México” volverá a su brutal realidad más amargado, ya que conocerá el mundo real y como se ha percatado de que Rojas declarará su amor a Elda, le pide a ésta que lo desprecie para cortar su ilusión de tajo. El notable clímax resulta inteligente y sucede en ese mundo ilusorio de los Estudios fílmicos en el restaurante de los Estudios Churubusco, donde Rojas le lleva un regalo patético a Elda (un barniz de uñas), quien después filmará una escena similar —con cameo del propio Baledón como cinefotógrafo—, inspirada en esa situación: un instante que meses atrás rompió el alma del personaje, quien termina mendigando dinero para un café a la joven Toñita, vistiendo su antiguo traje nuevo todo mugroso como él mismo. Se trata de un filme original, intrigante y con estupendos diálogos de Luis Alcoriza y sobre todo, un espléndido registro de ambiente popular, que incluye a un grupo de mujeres piadosas que solicitan dinero para su “Niño Dios”. El rey de México se estrenó en el cine Palacio Chino el 20 de abril de 1956.