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El FICM lamenta profundamente la pérdida de Manoel de Oliveira

El Festival Internacional de Cine de Morelia (FICM) lamenta la irreparable pérdida del cineasta portugués Manoel de Oliveira, Invitado Especial del FICM 2004 y el último gran realizador del cine mudo - un artista con una carrera extraordinaria, cuya incansable pasión por el trabajo siempre será motivo de admiración.

Nacido en 1908 en Oporto, Portugal, de Oliveira comenzó su carrera como actor de cine mudo y dirigió su primer cortometraje, Douro, faina fluvial, en 1931: un documental influenciado por Robert Flaherty y por los documentalistas soviéticos. Desde entonces, en una trayectoria asombrosa tanto por su calidad como por su diversidad, de Oliveira exploró las posibilidades del lenguaje cinematográfico en más de 90 obras documentales y de ficción.

Manoel de Oliveira. Imagen del British Film Institute (BFI).

De Oliveira honró con su presencia a la segunda edición del FICM, donde recibió la Medalla de la Filmoteca de la UNAM, entregada por Ivan Trujillo (entonces Director de la Filmoteca) y por Diana Bracho (que fungía como Presidenta de la Academia de Ciencias y Artes Cinematográficas). El homenaje fue acompañado por la proyección de Douro, faina fluvial y el largometraje Un filme falado (2003). En el catálogo del FICM, de Oliveira es descrito como una leyenda “por su tenacidad para seguir dirigiendo e imprimiendo en cada una de sus obras un estilo muy personal y experimental”.

La maravillosa tenacidad de Oliveira lo acompañó hasta sus últimos días. El realizador declaró al periódico El País: “¿Que si pienso en parar? Si paro de rodar, me aburro y me muero. Tengo en mente un montón de proyectos. Ahora bien, no sé si la vida me va a dar para hacerlos todos”. De Oliveira realizó su último trabajo cinematográfico a los 105 años: el cortometraje O Velho do Restelo (2014) en el que Don Quijote, Luís de Camões, Camilo Castelo Branco y Teixeira de Pascoaes se encuentran en un jardín de una ciudad moderna a hablar sobre la vida.

Las películas realizadas por Manoel de Oliveira a lo largo de casi un siglo son testimonio del talento de este prodigioso artista y de la historia del cine mismo.