12 · 06 · 25 A 54 años del Halconazo Compartir en twitter Compartir en facebook Compartir con correo Copiar al portapapeles Rafael Aviña “Un vasto sector de la ciudad de México se convirtió ayer en campo de batalla, cuando más de diez mil estudiantes de distintos planteles superiores desobedecieron órdenes para disolver una manifestación que iban a realizar sin permiso oficial, y a balazos, garrotazos y pedradas fueron disueltos por nutridos grupos de mozalbetes y adultos armados, que forman la organización “Halcones”. En la calzada México-Tacuba, entre los cines Tlacopac y Cosmos y frente a la Escuela Nacional de Maestros, se centralizó el foco de actividad, convirtiéndose en “tierra de nadie” durante más de cinco horas”.—Jorge Avilés Randolph y Elías Chávez García, El Universal, 11 de junio de 1971Al tiempo que se escucha la voz de un anónimo líder de los Halcones: “Son comunistas, vamos a darles una lección”, la ágil cámara de Jesús Chuy Elizondo, con imágenes viradas al blanco y negro, capta a un grupo de jóvenes que manipulan chacos y varas de bambú; escena que se alterna con la de manifestantes que avanzan por las calles de San Cosme en la sangrienta tarde del 10 de junio de 1971, en una de las secuencias de créditos más impactantes del cine mexicano. Se trata de El bulto (1991), dirigida por Gabriel Retes. En esa misma secuencia, Lauro (el propio Retes), reportero gráfico de Excélsior, queda atrapado en aquel caos y recibe una despiadada golpiza que lo dejará inconsciente a lo largo de dos décadas. El bulto (1991, dir. Gabriel Retes) A 54 años de los sucesos del 10 de junio de 1971, la escena inicial de El Bulto cobra enorme fuerza y sentido. No obstante, el principal atractivo de este relato inclasificable fue su inteligencia para cuestionar el pasado desde el presente y viceversa de forma original y divertida. Ello, a través de una suerte de denuncia ambigua y perturbadora en la que su protagonista despierta en 1991 para percatarse de que ya no existe el Partido Comunista Mexicano, que el entonces presidente Carlos Salinas de Gortari levantaría al país con el Tratado de Libre Comercio y que sus combativos amigos revolucionarios han sido cooptados por el gobierno. Lo curioso es que antes de El bulto, el cine nacional ya se había asomado a las imágenes del llamado Halconazo de aquel fatídico 10 de junio como ocurre en Tómalo como quieras (1972), de Carlos González Morantes, historia enmarcada en la corriente experimental e independiente de la época. Varias de las imágenes en fotos fijas con las que cierra el filme hacen referencia a los sucesos del 10 de junio de 1971, año en que ocurre la acción de la trama. Sus personajes representaban facciones muy específicas de la izquierda mexicana de ese momento: la alumna radical y combativa, el profesor moderado y poco proclive a tomar decisiones y el alumno ambiguo y dudoso. Más atractiva resulta Ángela Morante ¿Crimen o suicidio? (1978), de José Estrada "El Perro”, cuya acción sucede a su vez en 1971. Roberto Lobo (Enrique Lizalde), periodista del diario La Voz, es enviado a indagar acerca de la muerte de la estrella de cine Ángela Morante (Blanca Baldó) y para ello reconstruye la vida de la actriz con testimonios de quienes la conocieron, sus amantes: el joven Julio Alcántara (Miguel Ángel Ferriz), el maduro y acaudalo empresario don Rodrigo (Rafael Baledón) o su mejor amiga, Rosa Solórzano, extrabajadora sexual, como ella (Ana Martín). En el Cine Cosmos, en San Cosme, se proyecta la nueva película de Morante; ella avanza en su coche justo en la refriega donde los halcones golpean y reprimen a estudiantes de la Escuela Normal Superior de Maestros. Alcántara huye despavorido de la represión y logra meterse al auto de Ángela, quien asustada accede a llevárselo de ahí y lo mantiene varios días en su mansión que comparte con Rosa. Ángela Morante ¿Crimen o suicidio? (1978, dir. José Estrada) En 2006, Carlos Mendoza realiza el documental Halcones, terrorismo de Estado que recoge testimonios de estudiantes sobrevivientes y material fílmico y fotográfico para reconstruir los hechos de la llamada “Matanza del Jueves de Corpus” o Halconazo. A su vez, plantea cómo aquella represión violenta de grupos de choque entrenados por el ejército y remunerados por el gobierno, se orquestó desde los altos mandos de la policía y el ejecutivo federal, en continuidad con el terrorismo llevado a cabo por el Estado en Tlatelolco en 1968 y que persistiría durante la Guerra sucia.Por último, Roma (2018), de Alfonso Cuarón, resulta la película más memorable para narrar entre sus impactantes imágenes en blanco y negro, no sólo la brutal reprimenda contra estudiantes y civiles que se encontraban en aquella zona de la México-Tacuba, sino la personalidad e intimidad de algunos de estos represores o sus entrenadores como el Increíble Profesor Zovek, encarnado por el actor y conductor televisivo Latin Lover. Aparecen aquí, a su vez, las míticas portadas de revistas como: Por qué?, que mostraba imágenes del Halconazo recreado de una manera escalofriante y potente como evocación de un horror latente en el interior de una mueblería o en las calles aledañas a San Cosme. Roma (2018, dir. Alfonso Cuarón) Roma resulta un drama poderoso y de enorme sensibilidad para hablar de un México ingenuo negado a imaginar que en breve se gestaría un monstruo en su interior como alegoría de ese ser que crece en el vientre de la joven empleada doméstica Cleo (Yalitza Aparicio, notable) embarazada por un mozalbete llamado Fermín (Jorge Antonio Guerrero, espléndido), incapaz de ocultar su frustración de clase y su rencor puesto al servicio de un Estado represor que lanzaba contra toda manifestación de descontento social a jóvenes sacrificables curtidos en el odio. Un filme donde los instantes intimistas son tan poderosos como los momentos de violencia como el encuentro en el hotel entre Cleo y Fermín, la secuencia misma del “Jueves de Corpus” o el entrenamiento de los Halcones a cargo de Zovek en Ciudad Nezahualcóyotl.