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HandMade Films, el cine producido por George Harrison

Alonso Díaz de la Vega

El 10 de julio de 1964 los Beatles regresaron a su ciudad natal, Liverpool, tras la premiere de su primera película, A Hard Day’s Night (1964, dir. Richard Lester), que en México llevó el atractivo título ¡Yeah, Yeah, Yeah, Paul, John, George y Ringo! Antes de eso venían de Estados Unidos, donde habían hecho su primera gira en el país donde soñaban con tener éxito. La fecha se convirtió en un símbolo de su ascenso a la fama internacional y desde 2008 se celebra como el Día de los Beatles. Considerando que esta ocasión está ligada a su primera aparición en el cine, es inevitable recordar, más que la serie de películas que protagonizaron juntos, aquellas en las que se involucró uno de ellos, que se convirtió en uno de los productores más importantes de Reino Unido.

En 1978, George Harrison y su socio Denis O’Brien fundaron la productora HandMade Films con el solo propósito de financiar la tercera película de los comediantes de Monty Python. La nueva compañía invirtió tres millones de libras sólo porque Harrison era un admirador de los Python y tenía un genuino deseo de ver la cinta en cuestión ya realizada. Se trataba de una de las obras más controversiales del grupo y también por ello una de las más redituables: La vida de Brian (1979, dir. Terry Jones). Una farsa situada en los tiempos de Jesucristo, la película atrajo la atención de las iglesias cristianas por blasfema y sentó las bases del irreverente estilo de la compañía.

En 1980, HandMade estrenaría dos cintas importantes para el cine británico de la década: El largo viernes santo, de John Mackenzie, y Bandidos del tiempo, de Terry Gilliam. La primera es una de las mayores películas de gángsters del periodo, y además una inesperada crítica al intervencionismo inglés en Irlanda, mientras que la otra ayudó a cimentar la carrera de Gilliam con su trama de viaje en el tiempo y su ingeniosa imaginería. Otros filmes notables incluirían Mona Lisa (1986), el primer gran éxito del irlandés Neil Jordan, y la cinta de culto de Bruce Robinson,Withnail y yo (1988). 

Desafortunadamente la compañía había gastado excesivamente durante los años ochenta, y en 1991 fue vendida. Harrison después demandó a O’Brien por la negligente manera en que operó la compañía, pero cinematográficamente HandMade dio un respiro más en 1998, cuando le dio su gran oportunidad al director Guy Ritchie con su debut Juegos, trampas y dos armas humeantes. La película no salvó a la compañía pero nos dio a un prometedor cineasta de acción que continuaría con una exitosa carrera. Tras cambiar de manos de nuevo, HandMade hizo su última producción en 2010, la nominada a varios premios Oscar: 127 horas, de Danny Boyle. Fue una buena y última despedida.