Pasar al contenido principal

Entrevista con Paula Markovitch: El guión cinematográfico como una obra literaria.

FICM. ¿Cómo surgió la idea de esta compilación?

Paula Markovitch: Una gran amiga, Adriana Jiménez, me sugirió en 2006 que la manera de revalorar el texto para cine y otorgarle su real ubicación como obra literaria era publicar el texto "antes" y no “después" de que un texto sea filmado.  Así surgió la idea de la colección: una colección de obras para cine, textos para cine que aún no han sido filmados. En aquel tiempo, Adriana Jiménez, junto con otra gran amiga dramaturga, Carmina Narro, y yo, dimos algunos pasos tendientes  a organizar una posible colección, pero no prosperó el intento en aquel entonces. En particular porque no teníamos un listado de obras y de autores que estuvieran  listos para publicar.

El año pasado, en 2011, Freja Cervantes, otra gran amiga y actualmente directora editorial de nuestra colección, retomó el proyecto, haciéndolo realidad ahora,   gracias al entusiasmo y apoyo del IMCINE, el empuje de Marina Stavenhaguen y el aliento de María Elena Durán a quienes estoy enormemente agradecida .

FICM. Entonces, estos textos nacen en un espacio que usted condució…

Paula Markovitch: Los cinco volúmenes que publicamos en esta ocasión son obras de cinco autores que forman parte de un laboratorio de dramaturgia que coordino. Se trata de cinco jóvenes dramaturgos muy talentosos y reconocidos. Entusiastas y novedosos.

FICM. ¿En qué radica una dramaturgia cinematográfica y qué la diferenciaría de la teatral?

Paula Markovitch: El "texto para cine" (el cual suele recibir el nombre de "guión"),  es una obra literaria en sí misma, una pieza literaria, absolutamente independiente  de su posterior o posteriores puestas en escena (es decir independientemente de la,  o las,  posibles películas que se pudieran hacer basadas en el texto). El texto para cine comparte con la dramaturgia el hecho de ser un texto que puede generar una futura puesta en escena. (En el caso de la dramaturgia una puesta en escena teatral, y en el caso del cine, una película).

El cine no se inventó con la aparición del celuloide. En mi opinión el celuloide sólo vino a dar sustento técnico a una forma de representación e imaginación atávica humana. La invención del celuloide vino a plasmar materialmente un tipo de discurso que  siempre estuvo en la humanidad. Percibo, por ejemplo, antecedentes del cine en las cuevas de Altamira: se pueden ver representaciones plásticas y narrativas a la vez. Una imagen encarnando un relato.

Por otra parte, considero que "el formato de guión" que se suele utilizar habitualmente para escribir cine y que yo misma he usado muchos años, suele ser tremendamente hostil a la lectura. Es decir, se disfraza al texto literario sometiéndolo a corsé del "formato de guión", acartonando su vuelo y su alcance poético y dándole al texto para cine la apariencia de "un instructivo". Por esto mismo, recomiendo a mis alumnos habitualmente escribir para cine "sin utilizar el formato de guión". Por lo mismo, las obras publicadas en la colección Altamira prescinden de las restricciones del formato de guión y hacen hincapié, en cambio, en el vuelo literario y poético de los textos.

Esta libertad en la escritura para cine no es novedosa. El gran cineasta del siglo, Ingmar Bergman, escribía para cine sin formato de guión y sus textos para cine tenían enorme vuelo poético, dándose la libertad de todas las digresiones y metáforas que sentía necesarias para expresarse y sin auto imponerse restricciones artísticas. Sus obras literarias son, muchas veces, aún más hermosas e incisivas que sus bellas películas.

En definitiva, esta colección es expresión de una convicción que tenemos muchos escritores, que el texto para cine es literatura y por eso, como literatura, su objetivo primero es ser leído antes de cualquier otro propósito o posible puesta en escena. Ojalá disfruten las obras y ojalá cada lector realice en su imaginación, a partir de estas obras, una singular y maravillosa película.