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Entrevista a Ernesto Martínez Bucio, desde Cannes

El cortometraje Las razones del mundo, de Ernesto Martínez Bucio, producido por el Centro de Capacitación Cinematográfica, con el apoyo del Fondo Nacional para la Cultura y las Artes de su programa Fomento a Proyectos Coinversiones Culturales; es el único trabajo mexicano que compite en el Festival de Cannes 2016.

Martínez Bucio es originario de Uruapan, Michoacán, estudió la licenciatura en Ciencias de la Comunicación en La Universidad Jesuita de Guadalajara (ITESO) y Cinematografía en el Centro de Capacitación Cinematográfica (CCC), en la Ciudad de México.

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A continuación una entrevista a Ernesto Martínez Bucio, desde Cannes y en exclusiva para el FICM.

A lo largo de tu carrera has realizado varios cortometrajes, háblanos acerca de tu trayectoria cinematográfica.

He participado varias veces en el FICM, en cuatro ocasiones. Mi cortometraje Benjamín (2007) se presentó fuera de competencia. Con el apoyo del CCC y del IMCINE hicimos Cenizas (2011), que fue el primer trabajo que presenté en competencia en el FICM. Luego hicimos La madre (2012), también con apoyo del CCC. Las razones del mudo (2015), fue mi trabajo de titulación y estuvo en la Selección Oficial del FICM en la Sección Michoacana.

Tu cortometraje fue elegido para competir en la Cinéfondation del Festival de Cannes de entre 2,300 trabajos de escuelas de cine de todo el mundo. Platícanos sobre cómo ha sido tu experiencia en este importante festival.

¡Increíble! Estoy feliz. Tenemos nuestro propio espacio, es pequeño, no sientes que estás en el monstruo que es Cannes pero, a la vez, tienes la oportunidad de participar en el festival. Lo que más me gusta de estar aquí es la convivencia con otros cineastas, ver los trabajos de otros realizadores de diversas escuelas de cine, acabo de ver dos que me fascinaron.

Las razones del mundo, es un cortometraje que habla de un tema duro: el secuestro. ¿Cómo fue el proceso de elección de este tema y cómo fue la preparación del guión?

Creo que los temas te encuentran a ti. Yo soy de Uruapan, Michoacán, a los nueve años secuestraron a uno de mis mejores amigos y cuando lo liberaron nos contó que había sido una pareja, marido y mujer, la que lo había secuestrado. Hasta hace poco me enteré que la mujer había estado embarazada y cuando la capturaron tuvo al bebé en la cárcel. Yo estaba escribiendo otra cosa para mi tesis y no funcionaba. Estaba en el taller de Paula Markovitch en el CCC y no funcionaba y no funcionaba. De repente, dejé parada esa historia y comencé a escribir esta, que fluyó mucho mejor y más rápido. En tres semanas hice un guión de noventa cuartillas, pero no era viable filmarlo por las condiciones de producción que teníamos en el CCC, tuvimos que adaptarlo a cortometraje.

El tema del secuestro me interesó, junto con Odei que es escritor y fotógrafo, abordarlo desde el punto de vista de los secuestradores. Nos plantamos con la cámara en el hombro de la protagonista, Alba, y no nos separamos de ella. No hay ni una escena en la que ella no esté presente. Para nosotros era muy importante no perder el punto de vista de la protagonista. Es una regla que he seguido en otros trabajos y ha salido muy bien. Creo que se consigue un cine más humano que teniendo varios puntos de vista, no conozco a nadie que pueda estar en dos lugares al mismo tiempo. Quiero que mi cámara sea más humana, sólo puede estar en un lugar, sólo puede seguir a una persona, que sea sólo un punto de vista que cuente la historia.

Hablando de los personajes, ¿cómo fue el casting y cómo llegaste a la actriz? ¿Cómo fue que escogiste a tus personajes?

Baltimore Beltrán nos ayudó mucho, él hace el personaje de Mario. Yo ya había trabajado con él, siempre en roles secundarios, pero me ayuda mucho tenerlo cerca. En esta ocasión, él hizo el casting. Me presentó tres opciones para cada personaje, salvo el niño, que hicimos un casting aparte con Paloma Arredondo. Para cada personaje vimos a varios actores. Es curioso el caso de Mónica Bejarano, la actriz que protagoniza el cortometraje. Al principio yo estaba trabajando con otra actriz, pero por cuestiones de tiempos no pudimos trabajar con ella. Fue una decisión muy difícil, tres días antes del rodaje hablamos con Mónica y afortunadamente estaba disponible, además le gustaba mucho el proyecto. Cuando entró Mónica la película cambió radicalmente, porque estaba embarazada y decidimos no ocultarlo sino adaptarlo al personaje. En ese momento, yo no sabía que la mujer que había secuestrado a mi amigo estaba embarazada, eso lo supe después. Son coincidencias que van pasando y van adaptándose al proyecto. El cortometraje hubiera sido completamente diferente con otra actriz. Cuando vi a Mónica a cuadro, en la pantalla, me dije: “era ella, tenía que ser ella”. Estoy muy agradecido con ella, creo que hace un estupendo trabajo.

Y el rodaje, ¿cómo fue, cuánto tiempo tardaron? ¿A qué dificultades se enfrentaron?

Fueron dos semanas y media de rodaje. Filmábamos de lunes a sábado y descansábamos el domingo. Fue muy tranquilo porque teníamos una multilocación, la casa de resguardo de los secuestradores, en donde filmamos casi todo. Pero, saliendo de esta locación todo se convertía en caos. Por ejemplo, el coche que aparece lo chocaron y el dueño se enojó, ya no quería prestárnoslo para seguir filmando. Esto es, hubo problemas de producción. En cuestiones de actuación yo tuve un gran reto porque Mónica era muy buena en las primeras tomas y Paco (el coprotagonista) en las últimas. A mí me gusta filmar planos muy continuos, entonces encontrar el punto en el que ambos estuvieran en el mismo tono fue complicado. Más bien lo logramos en la edición. Yo también edité y cuando editas tus cosas tardas muchísimo. Tardé casi un año en editarlo. En principio era un largometraje de 65 minutos pero no funcionaba, estaba alargado y decidimos hacer un cortometraje más sólido.

Como ya lo mencionaste, has participado en el FICM en cuatro ocasiones. ¿Cómo ha sido tu experiencia en el FICM? ¿Cómo ha sido este proceso de presentar trabajos en diferentes ediciones?

Con Benjamín fue hace muchos años, no recuerdo bien, pero estaba contento que mi trabajo de la universidad se mostrara. Cuando presentamos Cenizas, pensamos que lo sabíamos todo que íbamos a ganar. Lo veo ahora y no creo que lo sabíamos todo, está mal editado, tomas muy largas, todavía había cosas que aprender. Con La Madre ganamos el Premio Especial Studio 5 de Mayo, lo que nos permitió hacer otro corto: T-Rex, es muy chiquito, lo hicimos muy rápido. Ahora con Las razones del mundo, estuvimos en Sección Michoacana.

Siempre nos la pasamos muy bien en Morelia. En México es el festival que más me gusta. Me encanta que todo sucede en el centro, te encuentras a todo el mundo, puedes platicar con otros directores y productores.

¿Qué sigue? ¿Qué nuevos proyectos cinematográficos tienes?

Estoy trabajando en el guión del largometraje de esta historia, más bien de donde nació esta historia, se llama Al Oeste de la divisoria. No está completamente listo como para filmarse, pero ya llevamos varias versiones. El próximo año estaremos buscando fondos para hacerlo. También tengo otro proyecto de un cortometraje que trabajé en el Short Film Station de la Berlinale Talents. Se llama El futuro, que trata también de la violencia. Es un tema repetitivo en mí, ha marcado en mi vida. Viví 15 años en Uruapan y otros tres en Morelia, siempre he estado muy cercano a esta violencia del crimen organizado y también de esta violencia que tenemos insertada los michoacanos, que puede verse hasta en la carrilla. Mi intensión al filmarla no es para cambiarla sino tratando de entenderla. Creo que sino entendemos la violencia no ha posibilidad de cambiarla. Pienso que como artistas no tenemos el papel de transformar las cosas pero sí de entenderlas.