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Entrevista a Alejandra Márquez, directora de Las niñas bien

Alejandra Márquez presentó su largometraje Las Niñas Bien en el marco del 16º Festival Internacional de Cine de Morelia (FICM). La película formó parte de la Sección de Largometraje Mexicano. Platicamos con la realizadora, quien nos habló sobre la importancia de las temáticas abordadas en el filme, así como parte del proceso de realización del mismo.

Las niñas bien se desarrolla durante la crisis económica de los años ochenta en México. La elegante, encantadora y perfecta Sofía, líder del grupo de amigas del club de tenis, se enfrenta a lo inimaginable: su caída social. Sofía intentará mantener las apariencias, pero su derrumbe, además de ser inevitable, dará cuenta de qué es lo que se pierde cuando se pierde el dinero.

Las niñas bien (2018, dir. Alejandra Márquez)

FICM: ¿A quiénes está dirigida la película?

AM: Por intuición te diría que es una película que puede atravesar varias clases sociales porque al que le quede el saco se lo va a poner, pero también es importante hablarle a la gente que tiene este universo como aspiración, un poco desmitificar el mundo al que aspira y decir que no es tan bonito como parece ni es algo deseable, implica muchas pérdidas y a mi me interesaba muy personalmente el análisis de cómo funciona el poder en las mujeres de esta clase social, la pérdida de poder, cómo las mujeres que en teoría son las más poderosas por estar en la cima de la cadena alimenticia social, son completamente débiles casi por voluntad.

FICM: Las películas de época requieren cierta meticulosidad a la hora de los detalles, ¿cómo fue el proceso de diseño de producción?

AM: Teníamos las crónicas de Guadalupe de referencia de muchos detalles muy específicos porque no sólo era una película que sucedía en el 82, sino que además sucedía en Las Lomas. Era un universo bien específico y de nuevo era un mundo que la mayoría de las personas que estábamos haciendo la película no conocíamos. Hicimos mucha investigación, mucha muy divertida, como irnos a ver a hemerotecas las columnas de sociales del 82, fue meterse de lleno al mundito que estábamos queriendo hacer. Le pedimos a gente cuya familia había vivido en esos entornos, que nos prestaran sus álbumes de fotos, un poco fue a partir de este tipo de documentación.

Con las actrices hicimos reuniones con señoras de sociedad que tenían su edad en aquél entonces para tomar modismos y un poco la forma de hablar que ha cambiado mucho, justo no queríamos caer en la caricatura, que es un error muy común en las producciones de época. Si estás retratando un mundo, hay que hacer la tarea de investigar bien hasta la última palabra que se va a decir.

Los objetos, las cosas, el vestuario y los detalles en esta película son los elementos a través de los cuales se crean muchos códigos que se van comprendiendo a lo largo de la historia, quién está adentro, quién está afuera, quién es la líder, quién admira a quién, quién quiere ser como el otro. Todo eso me parecía que con ayuda de los objetos se podía contar.

FICM: Este año hubo una gran tendencia por parte de los directores de mostrar el pasado, ¿a qué crees que se deba esta necesidad de mirar atrás y contar estas historias?

AM: Yo creo que por un lado estamos en unos tiempos desoladores donde no hay mucha certidumbre de qué es lo que viene y para dónde van las cosas, entonces no sé si es un poco una necesidad de voltear hacia atrás y tratar de entender qué pasó. Para mí la respuesta con esta película es que justo no ha cambiado mucho, no hemos evolucionado, somos como una gelatina que cambia de estado, pero no termina de hacerse sólida.

FICM: ¿Cómo percibes el panorama del cine mexicano? ¿Qué te llevas del FICM?

AM: A mí me entusiasma muchísimo haber escuchado tantas veces que esta era una de las mejores ediciones del festival, obviamente me llena de orgullo ser parte de ese momento. Me parece que el cine mexicano está cambiando y creo que tiene que ver con la diversificación, ya no hay un solo tipo de películas. Hace unos años esta película no hubiera tenido cabida, no se hubiera comprendido, hubiera sido más difícil que tuviera un lugar. Ahora hay más voces, hay mucha más posibilidad. Para mí fue un reto esta película porque no era un tema cómodo y no era un tema que me atribuyera cosas buenas, era encarar un problema que me parece importante. Es una locura, antes no hubiera sido posible y ahorita lo está siendo, estoy muy feliz de ser parte de esta generación de cineastas.