Pasar al contenido principal

El largo camino de Ana y Bruno: entrevista a Carlos Carrera

El Festival Internacional de Cine de Morelia (FICM) tuvo la oportunidad de platicar con el galardonado cineasta mexicano Carlos Carrera sobre su más reciente película, Ana y Bruno (2018), cinta de clausura del 15° FICM y ganadora del premio a Mejor Película durante la primera edición de los Premios Quirino de la Animación Iberoamericana, realizados en Tenerife, España.

La película cuenta la historia de Ana, una curiosa niña que escapa de una clínica psiquiátrica en busca de su padre para salvar a su madre. Con la ayuda de divertidos seres fantásticos, emprende un viaje lleno de conmovedores momentos.

Carlos Carrera Carlos Carrera | Foto: Miguel Martínez

FICM: La producción de Ana y Bruno fue muy larga, ¿cuáles fueron los retos en cuanto a su realización y financiamiento para lograr verla en pantalla grande?

Carlos Carrera: Quería que fuera una buena historia, una buena animación con una buena técnica, con un buen acabado visual, entretenida; quería que tuviera todas esas características y fue por eso que trabajamos así, no tanto en comparación a lo que se hace en el mundo. Pensé "¿cómo son las películas de animación que a mi me gustan?" y yo hice una que me gustara.

Pero fue muy complicado, esta película costaba más que el promedio de películas de animación en México y mucho más que las películas de ficción, entonces era muy difícil convencer a los inversionistas que por la mínima parte de lo que cuesta una película comercial, digamos, se podía tener una película con la calidad de animación que compitiera en el mundo. Ana y Bruno se salía del rango de la normalidad en el país en cuanto a su presupuesto, y esto pasaba porque para realizar una película con estas características se necesitaba algo así.

FICM: Con una clasificación A hablamos de un público enorme, ¿fue pensada en este sentido?

CC: Desde un principio nos planteamos hacer una película para todo público, yo sentía que tenía una deuda con el público infantil, pues se hace muy poco cine para niños o que puedan ver los niños. Entonces sí, quería hacer también una película que, tratándose de animación, fuera bien dirigida para todo público, pero en especial al infantil y tratar a los niños como los seres inteligentes que son.

He visto la película con ellos y entienden todo perfectamente, reflexionan y les afecta. He tenido la oportunidad de verla con público de festivales, con público de cine comercial y la película funciona muy bien. Mi expectativa es que se vea mucho y que la gente que pueda verla disfrute este trabajo.

FICM: En este largo proceso, ¿cómo fue trabajar en México un proyecto de animación tan ambicioso?

CC: Originalmente iba a ser en un estudio basado en México, así empezamos la película y llegamos bastante lejos, de hecho hicimos más de la mitad aquí en el país. La mayor parte de los artistas son mexicanos, había algunos extranjeros igual, pero es algo normal en el caso de la animación donde los equipos se forman con gente de todos lados del mundo. Luego cuando hubo una reestructuración financiera, tuvimos que parar un tiempo.

Cuando se reinició seguimos con el centro y corazón del proyecto en México, con artistas mexicanos, pero recurrimos a Ánima Estudios, a un estudio en la India con muchos artistas locales que le dieron algunos de los toques finales a la película.

FICM: ¿Cuál es tu reflexión sobre la película después de tanto tiempo que pasó desde su realización, hasta su exhibición en salas nacionales?

CC: Es muy satisfactorio que finalmente después de terminarla hace un tiempo, de haber estado guardada otro tanto y después de que circuló por varios festivales, se estrenará ante el público para el que fue pensada —el que está fuera de los festivales—, gente que va al cine a disfrutar una historia.

Definitivamente se completa un ciclo, pues las películas no existen si no las ve nadie, es así como por fin va a comenzar su camino para dejar huella de manera individual y eso es lo más importante.